La industria tecnológica apuesta por lo verde
No es una moda, es una necesidad.
Plásticos biodegradables, ausencia de metales pesados, reciclado, menor
consumo...la carcasa del móvil, por ejemplo, está hecha con derivados del maíz
No busque trazas de petróleo en la
carcasa del Samsung W510. Es de plástico, sí, pero procede del maíz.
Normalmente, los fabricantes de tecnología hacen un guiño al medio ambiente en
ferias y congresos mostrando prototipos ecológicos que se quedan en una
declaración de buenas intenciones. El W510, sin embargo, es un móvil real, a la
venta en Corea y que se ha convertido en un símbolo del cambio en la industria
de la telefonía móvil y la electrónica de consumo: las prestaciones venden,
pero ser verde también y la presión de gobiernos y asociaciones ecologistas
está forzando a cambiar el modo de fabricar.
«No sólo estamos tratando de lanzar al
mercado nuevos teléfonos fabricados con materiales respetuosos con el medio
ambiente, también fomentamos nuestra política en el reciclado de terminales»,
asegura Geesung Choi, presidente del área de telefonía de la compañía. El W510
también se ha fabricado sin metales pesados ni PVC.
Este mismo mes la compañía ha puesto a la venta en China un modelo con
prestaciones parecidas y equipado con una alarma que alerta al usuario cuando
la batería se ha recargado por completo. Se trata de evitar uno de los vicios
más contaminantes que tenemos los usuarios de telefonía móvil, el de dejar el
teléfono conectado al cargador continuamente o incluso el cargador en el
enchufe cuando no se está usando. La energía que se podría ahorrar mundialmente
si todos los usuarios de teléfonos Nokia, por ejemplo, desenchufaran los
cargadores cuando no los necesiten equivaldría a la energía que se consume en 100.000
viviendas europeas de tamaño medio.
El rápido crecimiento de la industria de la telefonía móvil ha disparado
la alarma de las asociaciones encargadas de vigilar el medio ambiente. En abril
se llegó a una cifra histórica: hay más de 3.000 millones de teléfonos móviles.
Y hay hueco para seguir creciendo. Apoyados en mercados como China o India los
fabricantes esperan llegar a los 4.000 millones antes de finales de la década.
Para el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, la cifra es
preocupante porque tarde o temprano todos esos teléfonos móviles terminarán en
el vertedero.
Durante años muchas asociaciones han intentado redistribuir los móviles
usados, pero el bajo precio de los terminales acabó con las buenas intenciones.
Tras un largo viaje, los viejos teléfonos del primer mundo acaban, por
lo general, junto con ordenadores y televisores en algún vertedero del tercer
mundo, donde las condiciones de trabajo no son seguras y donde miles de
familias se exponen a la contaminación por metales pesados que, a menudo, se
filtran al subsuelo y contaminan las reservas de agua. La basura electrónica,
además, crece a un ritmo mayor que la tradicional y aún es difícil calcular su
impacto porque muchos usuarios guardan los equipos electrónicos viejos o
estropeados durante años antes de deshacerse de ellos. Según la ONU, la
cantidad de basura electrónica que se genera cada año oscila entre los 20 y los
50 millones de toneladas.
De ellos, cada ciudadano de la Unión Europea es responsable de unos 14
kilos y el 90% se deposita en vertederos tradicionales, sin ningún tipo de
control, denuncian desde la Fundación Tragamóvil, un organismo destinado a la
recolección de móviles viejos y su tratamiento y que depende de ASMELEC, la
asociación de fabricantes y distribuidores de electrónica de consumo en España.
POR LEY. En Europa, el problema de la basura electrónica empieza a
solucionarse gracias a las directivas comunitarias. Desde 2005 los fabricantes
y distribuidores son responsables de recoger y procesar los viejos productos de
electrónica, aunque hace falta que los ciudadanos se conciencien de la
necesidad de reciclar los viejos PC y televisores. Pero el problema no acaba
con el tratamiento de los residuos, fabricar y usar los móviles deja su huella
en el medio ambiente y es ahora cuando los fabricantes han empezado a dar los
pasos necesarios para reducir el impacto de la telefonía antes de que se
convierta en basura. Fabricar un móvil con una carcasa de plástico vegetal
puede ser un buen primer paso, aunque centrar los esfuerzos exclusivamente en
este tipo de materiales puede tener una consecuencia no deseada: el alza del
precio de los alimentos. Nokia presentó en el pasado Mobile World Congress de
Barcelona el móvil Remade fabricado exclusivamente con materiales reciclados:
restos de latas, botellas de plástico y neumáticos. La pantalla del terminal
está retroiluminada con diodos LED para disminuir el consumo eléctrico y en sus
circuitos no hay rastros de metales pesados.
Es sólo un concepto, pero la compañía finlandesa tiene también en el
mercado el 3110 Evolve, fabricado con plásticos vegetales reutilizables en un
50% y con un sistema de carga inteligente que consume un 94% menos de lo que
requiere el estándar Energy Star por el que se guía el resto de los fabricantes
-el cargador detecta cuándo el teléfono está cargado y deja de consumir tanta
energía-.
Incluso el empaquetado es más ecológico. El 60% procede de elementos
previamente reciclados y es mucho más compacto, un 54% más. Las cajas de tamaño
reducido son una apuesta de Nokia para toda su gama de teléfonos desde febrero
de este mismo año. Puede no parecer un gran avance, pero al hacer la suma las
cuentas salen. En un años son 5.000 camiones menos a la hora de distribuir los
productos, reduciendo con ello el consumo de combustible y las emisiones a la
atmósfera y ahorrando al mismo tiempo 100 millones de euros.
Televisores
La llegada del LCD y el plasma ha cambiado la dinámica del mercado.
Antes el televisor era el electrodoméstico que más duraba en casa. Se compraba
pensando en que funcionarÍa durante más de una década. Hoy los televisores han
acortado su ciclo de vida, porque los consumidores buscan nuevos tamaños y
prestaciones. Las asociaciones ecologistas piden que los sistemas de
retroiluminación de los LCD sean lo menos contaminantes posibles y estén libres
de mercurio. La tecnología OLED -en la foto, el primer televisor OLED
comercial, de Sony- y la retroiluminación LED ayudarán a contaminar menos.
Estas tecnologías pueden tener también un impacto muy positivo en la
iluminación, que actualmente es la responsable del 19% del consumo eléctrico del
planeta y que es extremadamente ineficiente debido a la vieja bombilla
incandescente, ahora en vías de desaparición.
Ordenadores
Los fabricantes están obligados desde hace tres años a fabricar los
circuitos de los equipos sin mercurio y otras sustancias nocivas, pero aún hay
margen para reducir el impacto medioambiental de este tipo de máquinas. En
portátiles, el uso de retroiluminación LED, por ejemplo, puede suponer una
mejora en los consumos. En los sobremesa hay también interesantes iniciativas.
El equipo de la foto es CherryPal, un ordenador que sólo consume dos vatios de
electricidad a pleno rendimiento. Es poco potente, pero sus fabricantes
aseguran que, al igual que el Asus eee, tiene lo básico para navegar y utilizar
programas de ofimática comunes. Llegará a las tiendas en la segunda mitad del
año a un precio que no superará los 300 euros, aunque por ahora sus
prestaciones son casi desconocidas -sólo se sabe que el procesador latirá a 400
Mhz junto a 256 MB de memoria-.
Tinta
El reciclaje de cartuchos de tinta y tóner es uno de los puntos clave de
la electrónica verde. En muchas oficinas se trata de una cuestión puramente
económica. Las empresas que recogen y rellenan los cartuchos son más baratas.
El problema es que estas empresas sólo pueden rellenar un tambor de tóner -por
ejemplo- un número limitado de veces. Después, va a la basura. Los fabricantes
de cartuchos piden que se reciclen después de cada uso a través de la empresa
que lo fabricó, que es capaz de recuperar hasta un 60% de los materiales. HP
lleva ya reciclados más de 90 millones de cartuchos de tinta -el equivalente a
200 Boeing 747-. Contrariamente a lo que muchos piensan, la compañía no los
rellena y los vuelve a vender, realmente se destruyen y se usan para crear
nuevos cartuchos o para otros fines. La compañía tiene también impresoras
fabricadas con materiales reciclados y reciclables.
Centros de datos
Hay una auténtica revolución verde en el mundo de los Centros de Proceso
de Datos y viene motivada por la factura de la luz. Estos centros generan una
ingente cantidad de calor. Mantenerlos a una temperatura óptima requiere el uso
de sistemas de refrigeración muy costosos de mantener. Los fabricantes de
procesadores trabajan para reducir el consumo de cada chip, lo que repercute también
en la cantidad de calor que disipan y, por tanto, en el calor que se genera en
la sala donde están alojados los servidores. A un menor consumo ha ayudado
también la virtualización, es decir, tener dos máquinas lógicas en un único
hardware. Aunque el concepto tiene años, sólo recientemente los grandes
fabricantes de procesadores han apostado por ella de forma directa. Cisco, una
de las compañías líderes en servidores, se ha comprometido a cortar el 25% de
sus emisiones de CO2 antes de 2012.
Nota original en: http://www.elmundo.es/suplementos/ariadna/2008/383/1215169499.html
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