Las mafias del reciclaje
Cada semana en la Comunidad de Madrid y en Andalucía se producen entre tres y cuatro robos en cada punto limpio. El objetivo: extraer y vender los materiales valiosos de los aparatos eléctricos y electrónicos. Las empresas que los tratan aseguran que los ayuntamientos no están denunciando estos robos.
Hace tres años, Rubén, que tiene ahora 28 años, iba con su hermano a los puntos
limpios para ver qué podían sustraer para después vender. «Los hierros que
encontrábamos en los puntos limpios o los que veíamos por la calle los
vendíamos a chatarreros en el mercado negro. Tampoco robábamos todos los días,
sólo lo suficiente para poder comer y cogíamos hierro y no otros materiales de
mayor valor para evitar una multa mayor. Nos cogieron varias veces, la verdad»,
reconoce. Hoy, Rubén es autónomo y trabaja aunque ya de forma legal recogiendo
chatarra para su jefe, cuya empresa cuenta con el certificado que acredita que
puede recoger y vender residuos.
Como él, cada vez son más los que ven en el robo de los aparatos
en desuso una oportunidad. La competencia es dura. El televisor, el ordenador o
la radio que ya no utiliza y que lleva responsablemente el ciudadano al punto
limpio es un objeto muy codiciado en el mercado negro. Todas las semanas hay
robos en los puntos limpios, algo que está trayendo de cabeza a las empresas
encargadas de reciclar y tratar los aparatos eléctricos y electrónicos en
desuso y a las plataformas de gestión de estos residuos. Sobre todo este año y
2011. Sin embargo, apenas lo denuncian los gestores de los puntos limpios, que
no son otros que los ayuntamientos.
Mejor hacer la «vista gorda»
Tal es así que Recyclia y Ecotic encargaron a unos detectives
privados la labor de averiguar si se estaban produciendo robos en tres puntos
limpios de Cataluña. Aunque más que averiguar era confirmar, porque los
contenedores de los puntos limpios estaban llenos y aparecían a la mañana
siguiente prácticamente vacíos. «Las fotos tomadas por los investigadores
muestran a los ladrones cortando la verja para acceder al punto limpio y
llevándose televisores y otros aparatos eléctricos y electrónicos... Y las
imágenes no mienten», hace hincapié José Pérez, consejero delegado de Recyclia.
Pérez asegura que «desde 2011 el robo de equipos ha aumentado, sobre todo por
el encarecimiento de las materias primas».
Destino: India, China y Ghana
Bien lo sabe Leonardo Díaz Pineda, gerente de Recilec, empresa que
trata parte de estos residuos a través de sus plantas de Aznalcóllar (Sevilla),
en Mérida (Badajoz) y Loja (Granada). «Cada semana se producen al menos entre
tres y cuatro robos en prácticamente cada punto limpio de Andalucía, y en
Madrid, unos tres», denuncia Díaz Pineda.
Lógicamente no en todos los puntos limpios pasa lo mismo. En la
madrileña localidad de Parla, por ejemplo, donde hay un dispositivo de la
Policía que hace rondas para velar que no haya robos tampoco en los puntos
limpios, «no se están registrando más robos. Se han contabilizado menos de uno
al mes en 2011», aseguran desde el Ayuntamiento.
Asimismo, la Guardia Civil no tiene constancia de denuncias en
este sentido, al menos no para tenerlas en cuenta. Se trataría de meros hechos
aislados, afirman. Unos hechos de los que da buena cuenta Pineda. «Los
ayuntamientos, que son los que deberían denunciar los robos en los puntos
limpios, claramente no lo están haciendo. Un alcalde me llegó a decir que no
les interesa arreglar este problema porque así los cinco u ocho ‘‘chorizos’’
del pueblo no roban el bolso, el coche o en la casa de los vecinos. De ahí que
no haya denuncias».
Pero no sólo son chavales que como Rubén en su día sustraía junto
con su hermano para poder comer, detrás hay toda una mafia perfectamente
organizada, que hace captación y acopio de estos aparatos para trasladarlos
fuera de nuestras fronteras, escapando así del control de las autoridades.
«Gran parte de los materiales que sustraen van a India, China y a Ghana»,
explica Pineda.
Consecuencias
Unos actos con consecuencias económicas, ambientales y
legislativas nefastas. «Sólo en 2011 hemos perdido 150.000 euros por los robos
en puntos limpios, el 30 por ciento del margen que tenemos. Y este año está
habiendo más», denuncia el gerente de Recilec. De hecho, según la empresa, más
del 70 por ciento de los residuos procedentes de los puntos limpios que
llegaron en 2011 a la planta que tienen en el municipio sevillano de Aznalcóllar,
estaba «canibalizados»; es decir, sin metales y sin buena parte de las
sustancias contaminantes que se han emitido previamente al medio ambiente. Algo
que está llevando a la empresa al límite. «Por ahora estamos aguantado
–prosigue–, pero, si sigue así la situación, no descartamos tener que
despedir».
«No sólo nos llegan menos aparatos eléctricos y electrónicos, sino
que los que nos llegan –continúa– no están enteros. Los frigoríficos llegan sin
el compresor y sin el circuito refrigerador; las lavadoras, sin motor; los
televisores, sin cobre y sin tarjeta electrónica; los ordenadores, sin el disco
duro, sin tarjeta de sonido y del resto de residuos, como radios, vídeos,
juguetes electrónicos nos llegan limpios de aluminio, cobre y hierro». Y el
proceso de tratamiento y reciclado tiene que seguir haciéndose, aunque el
producto no tenga ya prácticamente ningún valor económico. Por ejemplo, en el
caso de los congeladores, «por mucho que nos lleguen sin compresores hacemos el
mismo tratamiento, hay que tratar las espumas donde están los gases
contaminantes CFC de los congeladores.
Pero, además, la manipulación de los residuos de aparatos
eléctricos y electrónicos de forma incontrolada es peligrosa y puede llegar a
provocar graves daños a la salud. «Cuanto rompen el vidrio del televisor se
generan polvos de plomo muy peligrosos que contaminan el suelo y la salud. En
otros electrodomésticos al ‘‘canibalizarlos’’ entran en contacto con polvo de
mercurio».
Así, en la planta de Aznalcóllar, un 35 por ciento de los equipos
de frío que llegaron en 2011 no tenía el motor-compresor. Al sustraer el
motor-compresor del aparato, se libera a la atmósfera todo el gas refrigerante
que contiene. Los gases deterioran la capa de ozono y contribuyen al efecto
invernadero, y el aceite del compresor contamina el suelo. Los aparatos
frigoríficos que llegaron canibalizados a la planta de Recilec fueron
responsables de la emisión de unos 3.780 kg de gas refrigerante, lo que supuso
una emisión de 18.900.000 kg de CO2, cantidad equivalente a la emisión
producida por 9.000 coches circulando durante un año.
La crisis, el alto valor de algunos metales y la proliferación de
puntos de venta ilegales donde los compran, resulta la combinación idónea para
la aparición de cientos de nuevos focos. El valor de la «mercancía» varía. «Por
una tonelada de cobre en el mercado negro llegan a pagar unos 1.500 euros, por
el motor de la lavadora tres euros y dos euros por la tarjeta electrónica,
disco duro...», afirma Pineda. Si bien, como explica Rubén, «ahora va todo por
kilos. Además, no llevas una pieza, sino ciertos kilos y te pagan al peso. Por
un kilo de motor de lavadora desmontado te pueden pagar entre 0,20 y 0,30
céntimos. Antes te cogían los electrodomésticos enteros, hoy no, sólo te cogen
las piezas que tienen motor». Este menor precio se debe a que hay más
competencia y porque cada vez, como dice Rubén, «es más difícil, ya que te
piden papeles, aunque sigue habiendo chatarreros que compran productos sin
papeles».
También hay robos en instalaciones industriales. Aunque en otros
casos es la picaresca o el desconocimiento de la empresa que, en vez de llamar
a una empresa autorizada, contrata los servicios de alguien no autorizado para
la recogida de estos aparatos. «Un hecho que nos afecta a la industria, ya que
el precio que pagamos sube. Además, si alguien ve la copiadora tirada en una
zona no habilitada daña nuestra imagen de marca», explica Miguel Sarwat,
responsable de temas medioambientales de Toshiba TEC. Sarwat explica que los
fabricantes pagan 0,18 euros por kilo de material de aparatos eléctricos y
electrónicos puesto en el mercado para cumplir con la normativa de reciclaje.
Pero los robos están haciendo que no se cumplan los objetivos, tal y como
denuncia Pineda. «La normativa aprobada en 2005 no se está cumpliendo. Tras
siete años de su puesta en vigor España, España recicla de media unos 3 kilos
por habitante y año, cuando habría que reciclar 4», asegura Pineda.
Asalto a contenedores azules
Pero no sólo se roban estos residuos. También asaltan contenedores
azules. No hay datos, pero llama la atención el descenso de recogida de papel y
cartón, sobre todo en ciudades de gran tamaño, puesto que la caída del consumo
no es tan elevada. «En 2011, la recogida de papel y cartón descendió un 25 por
ciento en los núcleos poblaciones de más de 500.000 habitantes en comparación
con el año anterior: en las de entre 200.000 y 500.000, hemos registrado un
descenso del 9 por ciento, en las de menos de 100.000 de 7, por lo que gran
parte se podría deber a los robos», afirman desde Ecoembes. Algo en lo que
coinciden con Aspapel. «La recogida global de papel y cartón se ha incrementado
un 2 por ciento, pero eso es debido a que la recogida industrial (como la de
centros comerciales) sigue subiendo, en cambio la recogida selectiva municipal
ha descendido un 8,5 por ciento en 2011», explica Carlos Reinoso, director
general de Aspapel. A Reinoso le llama la atención que sobre todo se dé en
grandes ciudades, ya que cuando el consumo baja es aproximadamente en todas por
igual». «Se pueden hacer más cosas para evitar que se produzcan estos robos,
pero en algunos ayuntamientos como el de Barcelona, está habiendo seguimiento,
se informa de las denuncias que hay al respecto...».
En definitiva, un problema creciente, aunque no en todas los
municipios por igual, y que en el caso de los aparatos eléctricos y
electrónicos conlleva sobre todo un problema económico y medioambiental.
Fuente: http://www.larazon.es/
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